hace tiempo que lo perdí
fue dejando pedacitos en el camino
que, lentamente, se van desvaneciendo.
Un papá no lo hace la sangre.
No para mí.
Yo tuve un papá.
Uno con el que me reía y hacía reír.
Uno con el que jugaba.
Uno con el que compartía.
Uno que me cuidaba.
Que me protegía.
Uno que hacía de confidente
de consejero
de amigo.
Yo tuve un papá
y lo perdí hace tiempo.
Fue dejando pedacitos de recuerdos
que van perdiendo forma
con el paso de los años.
Me lo cambiaron.
Lo transformaron.
Ya no queda ni la décima parte del papá que tanto quise,
con el que me imaginaba algún día caminando hacia el altar,
del que estaría cuando me titulara
del que estaría cuando llorara por desamor
del que me daría un abrazo de ánimo para seguir
que me guiaría por el mejor camino.
Yo no tengo papá.
Pero lo extraño, aunque siga vivo.
Y siempre anhelo el que me gustaría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario