jueves, 14 de julio de 2011

De la nada

Ayer caminaba bajando por Providencia y antes de llegar a la calle Guardia Vieja, vi salir de una disquera al que fuese, durante toda enseñanza media, mi amor imposible.
Ya van más de cinco o seis años que no lo he visto, pero lo reconocí. Iba con anteojos, llevaba barba, pelo corto, un bolso negro.
Creo [pero esto es especulación] que me miró y los dos sonreímos. Quizás vio otra cosa, o quizás de verdad me miró a mí.
Yo me quedé helada y sólo pude seguir caminando. Sentí un consquilleo en la parte baja del estómago, y en las piernas también.
Por qué nunca habré hecho nada y por qué ayer ni siquiera lo saludé.
Los nervios atontan.

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una gota

una gota